Benedicto XVI (J. Ratzinger)

Antes Joseph Ratzinger, Benedicto XVI es un referente en la búsqueda de la Verdad, en el diálogo de religiones, ecumenismo, filosofía…, y en especial, un hombre que para los católicos representa a Cristo, en la Barca que comenzó a capitanear Pedro ya hace milenios, y que ininterrumpidamente desde entonces ha sido luz para el hombre de toda época, por el hecho de ser Su Barca, y no nuestra Barca. Una Barca desgastada por los envites de las adversidades, en ocasiones pobre y desgastada, sucia y poco brillante por fuera (y si sólo fuera por fuera…). Y esta Iglesia, zarandeada desde dentro y desde fuera, es una Iglesia – Madre, que sólo es descubierta por quien se acerca a Ella con amor. El amor es una vez más la llave de acceso. Una Iglesia, a la que el cristiano debe amar con locura por ser Su Iglesia, y no su Iglesia. Un pueblo espiritual, una familia que adelanta el Reino de los Cielos ya en esta vida, que tiene por primeros testigos a los santos: hombres y mujeres de Dios, hijos de la Iglesia.

Benedicto XVI, un Papa que nunca ha tenido miedo a abrir líneas de diálogo con filósofos, científicos, teólogos, periodistas… Un Papa que atesora una gran sabiduría, que unida a la humildad y mirada de fe, hacen de él un regalo para todo cristiano y todo hombre de buena voluntad.

Sus primeras palabras al ser elegido como Sumo Pontífice, son una radiografía de su persona:

«Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor.

Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones.

En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su santísima Madre, estará a nuestro lado. ¡Gracias!»

A continuación se recogen algunas intervenciones de Joseph Ratzinger, también como Benedicto XVI, perlas para el hombre de hoy, y quizá para el del futuro.

Joseph Ratzinger.

Conferencia pronunciada en 1971. Años posteriores al Concilio Vaticano II (1962-1965). Años de difícil vida dentro y fuera de la Iglesia. Valoración sincera e impresionante por la claridad y transparencia de la visión de J. Ratzinger sobre la Iglesia. Un poner las cartas boca arriba, que hoy, décadas después resulta actual por la perennidad de las tentaciones que el corazón humano sufre del Enemigo. Las tensiones y faltas de entendimiento que se dejan plasmadas en esta conferencia de hace más casi 40 años, para una persona de Iglesia del siglo XXI, resultan sorprendentemente similares a las que se viven hoy. Ciertamente cosas han cambiado. Pero muchas palabras resuenan con fuerza en quien ama hoy la Iglesia, viendo en Ella una Madre, el hogar materno al que cada hijo pródigo está llamado a volver.

Se encuentra recogida en el libro: ¿Por qué soy todavía cristiano? ¿Por qué permanezco en la Iglesia?, de Hans Urs von Balthasar y Joseph Ratzinger.

Benedicto XVI.

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